El era un poeta amargo,
escribía poemas en el suelo
para que los destrozasen las suelas
de mil pares de zapatos que no sabían leer.
Era un poeta sin futuro,
porque no creía en él.
Escribía versos interminables
a un amor que nunca tuvo,
que no esperaba tener y por eso,
tan sólo le escribía.
El era un poeta joven de alma anciana,
que no tenía una voz hermosa,
y se acercaba al mar
para escucharle cantar a las rocas.
Cuentan que subió a la montaña
buscando la sima más profunda
para escribir en el fondo de su tierra olvidada,
el último verso, del primer amor que nunca tuvo,
Algunos dicen, que no pudieron leerlo
porque estaba escrito con sangre,
sobre la tierra roja de la sima más profunda.
imagen: Terence Stamp
escribía poemas en el suelo
para que los destrozasen las suelas
de mil pares de zapatos que no sabían leer.
Era un poeta sin futuro,
porque no creía en él.
Escribía versos interminables
a un amor que nunca tuvo,
que no esperaba tener y por eso,
tan sólo le escribía.
El era un poeta joven de alma anciana,
que no tenía una voz hermosa,
y se acercaba al mar
para escucharle cantar a las rocas.
Cuentan que subió a la montaña
buscando la sima más profunda
para escribir en el fondo de su tierra olvidada,
el último verso, del primer amor que nunca tuvo,
Algunos dicen, que no pudieron leerlo
porque estaba escrito con sangre,
sobre la tierra roja de la sima más profunda.
imagen: Terence Stamp
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