lunes, 1 de junio de 2020

VOLVER A PARÍS

Me duele París, sin tu mano,
sin un café endulzado con tu mirada,
con tu ojos de asombro en las avenidas,
sin tu risa frente a una torre
a la que tu vértigo y el mío,
no nos permitirá subir.
Me duelen las brumas
alrededor del batobús
el pasar bajo los puentes
sin poder besarte.
Las calles llenas de tenderetes
con gran multitud de quesos expuestos,
que tú comerías tan sólo con la mirada,
por aquello de "mantener la línea".
Me dá igual el Sena,
sin hacerte tocar sus aguas,
sin mostrarte las barcazas
donde viven los últimos románticos.
Notre Dame la hermosa gótica
me recuerda a Quasimodo,
Y por querer, quisiera
que durmiésemos en aquel hostal

enamorado de Esmeralda.
Los tenderetes de la izquierda del río,
los locales de jazz y el café de Flore.
La bohemia turística de Montmartre,
que nada tiene que ver con aquella época
del Bateau-Lavoir donde los artistas
Kees Van Dongen, y Picasso, compartieron
hambre, arte, frío y descaro.
En el Folies Bergère nadie volverá a ver
a Joséphine Baker, vestirse con platanos,
y el Moulin Rouge tiene la misma pinta,
que el Molino de Barcelona.
Quiero que vayamos al museo D' Orsay,
el Louvre me agobió como me agobian
las grandes superficies.
del viejo corso, cargado de medallas,
de bigote curvo como las dagas.
Quiero volver a París contigo de la mano,
viéndola como sueñan,
los que sueñan con París,
enamorada.


Imagen: Google 

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