martes, 2 de abril de 2013

LA HORA VEINTICINCO


Es la hora veinticinco
esa en la que tan sólo yo 
puedo mirarte
amarte y ser tan tuya 
como las alas son al pájaro
la nube al cielo
al mar, la ola
la caricia a la piel
a la lengua, la boca.
Es la hora
en la que sólo tú y yo existimos
esa que inventamos
abriendo las ventanas del alma
dejando al deseo ser hijo único
a la inteligencia su alimento
al amor, su cuna.
La hora en que nos quedamos
el universo como prenda
evadiéndonos del mundo
de la vida que marcaron los otros
Los sesenta minutos más cortos y largos
esos en los que no sabemos
cómo dejarnos ir del abrazo
en el que tus piernas y las mías
compiten por anudarse más
siendo senos
vientres, pelvis, sexos
imposibles de discernir
quien es cada cual en una
siendo dos.
Es la hora de mi amor y el tuyo
esa robada al ladrón
que nos dio tanta distancia
que ignora, le hurtamos la llave
de nuestra hora mágica
la veinticinco.

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