y me sentí, regalo de Navidad,
en julio...
Patiné por sus labios y
milagrosamente,
me retuvieron sus dientes
dejándome en un nirvana, blando y suave.
Me aprisionaron sus brazos,
dulce prisión que,
no me impidió bailar
con su cuerpo.
Fundí mis horas con las suyas
y un sudor de agosto,
nos llevó a la playa del placer,
en el sueño nocturno.
en julio...
Patiné por sus labios y
milagrosamente,
me retuvieron sus dientes
dejándome en un nirvana, blando y suave.
Me aprisionaron sus brazos,
dulce prisión que,
no me impidió bailar
con su cuerpo.
Fundí mis horas con las suyas
y un sudor de agosto,
nos llevó a la playa del placer,
en el sueño nocturno.
imagen: Google
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