Cruzaba mi calle esa que va de mis ojos a mi corazón que no tiene más árboles que las miradas de los otros ni más pájaros que mis penas anidadas en mis pupilas. Cruzaba la calle y no la vi venir no la escuché apenas me percaté me atropelló su sonrisa y todavía sigo rodando por el suelo.
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