Tanteando por las paredes, inicié mi camino hacia la cocina en busca de una vela, de repente tropecé con algo, di con mi cara en la pared.
Oí un gemido al tiempo que pisé algo viscoso con mi pie derecho, lo levanté asustada sin atreverme a dar ni un paso más.
Se me había caído mi máscara.
Ella estaba destrozada y yo, desnuda.
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