sábado, 17 de diciembre de 2016

TE DESNUDO

Te desnudo
caminando por las calles,
te robo el abrigo de, 
tu profunda mirada,
la agitación de tus senos,
percibiendo mi deseo,
el suave movimiento de tu melena,
sobre tus perfectos hombros.
Acaricio tu cuello,
tan firme como tu voluntad,
quedándome los posos de tu cordura.
Cojo prestados tus labios, tan sólo un instante,
mordiendo de ti,
la verdad que me alimenta,
voz y murmullo de tu palabra.
Te desnudo,
evitando los coches,
dejando que parpadeen los semáforos,
y rasgo la blusa de tus silencios,
buscando el sostén de tus suspiros.
Beso de ti, la piel que te contiene,
el aroma de verdad,
la fidelidad de tu aliento en el mío,
mientras me moja la envidia de la lluvia,
que no sabe de tu abrazo en el lecho.
Te desnudo,
pensando en hoy,
evitando el mañana que seguiré,
haciendo lo mismo que hago ahora,
mientras camino sin ti,
pero contigo entre mi alma y mi cuerpo,
que sé, también desnudas.

imagen: Google

INTIMA AMISTAD

y tu cuerpo le pidió al mío,
un apretón de manos entrelazadas,
de brazos abrazados,
de pechos flotando entre pechos,
de vientres, hablándose dulcemente,
de ombligo a ombligo,
una íntima amistad,
que durase para siempre.

imagen: Thierry Bansront

LA LUZ DE SU SONRISA

Hay luz bajo el puente,
entre harapos y cartones,
una niña sonríe.
Pudiste ser tu, pude ser yo,
pero es ella quien pone luz
a la miseria que,
ni tu ni yo hemos podido impedir.

imagen: Google

ELLA ESPERA

Nadie regresa,
sus ojos miran,
su mente piensa,
espera, no deja de esperar,
y la calle permanece vacía
¿Hablarán entre si, los adoquines?
Nadie vuelve,
sus manos caen lacias,
haciendo compañía a sus costados,
manos vacías,
solas sin las suyas,
pero duermen en ellas su calor,
el olor a su perfume
aquella suavidad...
Las ruedas de los coches,
llevan la música del que retorna
no son sus pasos,
es el muchacho alocado,
sobre el patín haciendo equilibrios,
el anciano y su perro,
el perro y el anciano,
el pájaro en suelo,
dando pequeños saltos,
y la vereda vacía,
sin rastro de su imagen.
Dice el periódico,
que nadie regresa,
ella sabe que debe esperar,
un poco más.
Hasta que calle la calle,
hasta que pase el viento,
y despeine al árbol,
hasta que lluevan poemas,
como los que le escribió,
cuando le daba el sol,
a través del cristal y sonreía,
pronunciando su nombre.
Los que saben,
dicen que no regresan,
pero tal vez, no lo hacen,
porque nadie les espera.
Ella espera, sin desesperarse,
no deja de esperar, hace ya mucho,
y el muchacho vocea el periódico,
y una pareja se besa,
y la luna quiere salir,
aunque una nube no la deja.
Son las muchas,
los muchos,
los años,
las nadas,
y ella, sentada al borde de la vida,
espera.

imagen: Jeanne Moreau