lunes, 26 de diciembre de 2011

RULETA RUSA - Mabel Escribano.-Derechos Reservados


Dobló la esquina sin ver a nadie todo estaba en ese silencio incómodo, de velatorio donde todos miran,si querer ver al muerto sabiendo que algo tienen que decir más allá de un "lo siento", falto de sentido porque realmente casi nadie siente nada.
Regresaba con el diagnóstico en la mano sabiéndolo sin admitirlo que, uno se muere todos los días, uno pierde algo a diario pero sin fecha límite sin ese conocimiento del final.
Entonces, levantan el telón y te notifican ya no hay más tiempo para otra cosa y se araña o se pretende arañar años
meses; días. Uno se conformaría con algunas horas de más, pero no hay almacén que las venda
ni nadie que te indique el lugar donde depositar el alma a cambio de tiempo.
El muelle estaba tan solo cuando el miró el móvil y contó dieciséis llamadas perdidas.
¿Para que mantenerlo en silencio..?. Lo tiró al agua.
Sonrió calándose mejor el sombrero y sacó el revolver del bolsillo. En la recámara una sola bala. Giró el tambor y cerró.
Siempre pensó en lo absurdo de ciertos " juegos". El albur de la vida...Si el primero falla, me fumo otro cigarrillo
puso la boca del revolver sobre su sien y apretó, el "clic" sonó con nitidez...suspiró con cansancio encendiendo con parsimonia otro cigarrillo. El cielo estaba azul y el mar calmado. Un bonito día para morir o para seguir viviendo
pero el no podía optar por lo segundo. Sacó la carta del bolsillo y temblando volvió a leer 
"Lamento comunicate que el pre-diagnóstico que realizamos a tu hija fue correcto...el contagio de VIH...
El segundo intento lo dejó tendido en el suelo.

lunes, 12 de diciembre de 2011

EL ATENTADO



Se asomó al balcón tomó la maceta y apuntó con detenimiento, dejándola caer con la satisfacción de saber que daba justo en el blanco, que se tornó rojo salpicando  los pantalones y las faldas de las señoras punta en blanco y sus maridos, corbata impecable.
La policíque ha hecho.a subió los cinco pisos ante las expectación del vecindario,mientras en la calle, recogían los trozos.
Rosa abrió la puerta con cara de espanto. Tras ella, agarrado a su falda, Pedrito, con sus diez pecosos años, miraba al policía con ojos de quién no sabe de la gravedad de lo 
Era la tercera vez que destrozaba una sandía del puesto de Mariano.
Rosa, suspiró,mientras pensaba cómo justificar el hecho ante los damnificados.  
Percibió que hasta aquí habían llegado las cosas. Era consciente de que su hijo tendría que recibir algún correctivo pronto, antes de que rompiese a macetazos la cabeza de cualquier sandia con patas.


Mabel Escribano 
(Correctora, Silvia Martínez Coronel)
Derechos Reservados

sábado, 29 de octubre de 2011

COMO SER NADIE CON EXITO EN LA VIDA.


Cuando era pequeña quería ser alguien. Claro que yo no sabía el significado de  la palabra “alguien”.

Quería ser alguien como El Capitán Trueno o en su defecto Crispín. La princesa Sigrid, siempre me pareció algo pija y fuera de lugar con aquella melena lacia y rubia.

Roberto Alcazar no me gustaba tanto aunque era mucho más actual. Pedrín me parecía un muchacho “raro” aunque no sabria explicaros muy bien a que llamaba yo, por aquel entonces eso de "raro".

Al ir al colegio de monjas intentaron convencerme de que yo podía ser “alguien” si rezaba mucho; aprendía rápido y daba limosnas aparte de no comer carne los viernes, cosa que no entendí nunca dado que si mis padres pagaban algo llamado "Bula Papal" que era muy importante y costaba  mucho dinero, podía comer toda la que me viniese en gana.

Decididamente después de cerciorarme de que yo en Roma habría adjurado sin dudarlo de mi religión frente a los leones
y estaba segura de que a Jesuscristo no le habría extrañado lo más mínimo,estuve segura de que no podría ser “alguien”
dentro de aquella cosa, llamada religión.

Mi idea de ser “alguien” en el mundo del teatro se derrumbó cuando mi padre sin consultar absolutamente a nadie
decidió de un día para otro cerrarme la puerta de cualquier escenario con su retiro del mundo del espectáculo.

Claro que mi padre era un hombre de ideas muy acertadas y  se le ocurrió que si yo no podía ser un “alguien” por mi parte, intentaría por la suya que fuese la señora de “alguien” que por supuesto era la mejor manera de no ser absolutamente nadie.

Y así fue como, sin apenas darme cuenta...tuve dos hijos; les crié y ayudé al señor "alguien" a elevarse  en su carrera, convirtiéndome a los ojos de todos en  la señora de... osea en “absolutamente nadie”.

A partir de ese momento y consciente de mi éxito social, decidí divorciarme para conseguir ser una "nadie·" absolutamente exitosa e independiente.

Dejé sobre la mesilla las llaves del coche y  la chequera. En el armario quedaron algunos carísimos trajes de noche  para vestir a la señora de aquel "alguien" al que por el mismo precio,habia hecho  de amante; esposa; madre; cocinera ; enfermera amén de asesora laboral y diseñadora de imagen. 

Enfundada en unos vaqueros, con una camisa a cuadros, al subir a mis hijos en el coche descubrí con desagrado una multa en el parabrisas. Estaba a mi nombre.  Por primera vez escrito en un papel oficial: MI NOMBRE.
Me reí para mis adentros, al fin había conseguido hacer realidad el sueño de mi infancia.
Al fin era alguien, dueña de mis cuentas, mis errores, mis aciertos: mi vida, sin comillas:ALGUIEN.

viernes, 26 de agosto de 2011

EN EL BAR

Aquella mujer me miró con tanta intensidad que me sentí ruborizada desde la cabeza hasta la punta de mis botas.
Se dio cuenta de mi turbación y sonrió más ampliamente que instantes antes.
Siguió hojeando el periódico y yo volví a mirar el reloj y a la puerta, por donde no entraba nadie, pese a mis ruegos internos.
...La volví a ver mediante el enorme espejo de la barra del bar,y me devolvió la mirada, esta vez con mayor descaro.
Suspiré aliviada al verle. No me di cuenta de que ella se había levantado y venía hacia mí.
Juan me hizo una seña. Tenía que hablar por teléfono y entró en la cabina.
Sentí su respiración cerca de mi oido, al tiempo que me preguntaba si Juan era mi novio. Le dije que no, que era mi marido.
Olí su perfume al tiempo que volví la cara para mirarla. Era una mujer de un atractivo poco común, no disimuló su acento francés ni se apartó un ápice de mi.
Sonrio al inclinarse hacia la barra, mostrándome la firmeza y plenitud de sus senos. Se dio cuenta de que la miraba y cómo . Sonriendo me tomó de la mano y me arrastró con ella hacia el interior del bar, preguntando al camarero ¿Où sont les toilettes ?.
No dije nada, estaba absolutamente perpleja. Juan me miró desde la cabina telefónica, haciéndome un gesto de extrañeza. Yo no hice nada, salvo seguir su mano.
Al llegar al servicio, dijo algo en francés que no pude entender y entonces, tomó mi cara entre sus manos y sonriendo me apretó contra la pared y con sus dientes, tomó mi labio inferior, sentí un calor intenso. Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo y no fui capaz de rechazar su lengua cuando la sentí en mi boca.
No sé cuanto duró aquel beso no lo sé. Abrí los ojos y ya no estaba.Me quedé un rato en el lavabo, intentando volver a la realidad.
Al salir, Juan me esperaba tomando una cerveza, le vi decir adiós con la mano. Seguí el gesto con la mirada y la vi sonreir desde la puerta.
Por la tarde Juan contaba a sus amigos, que de no ser por mí, habría ligado con una espectacular francesa que conoció en el bar, mientras me esperaba.

viernes, 19 de agosto de 2011

¡Y VIVA ESPAÑA!


¡¡Y VIVA ESPAÑA!!

Bajando las Ramblas, a la derecha justo entre el Liceo y Atarazanas, allí siempre estaba ella.
Los sábados y los domingos se hacía llamar Lola por aquello de lo "turístico" y el resto, (como la tarifa era barata), se conformaban con Juana, como realmente se llamaba.
Era tan católica que el párroco la había recomendado a las monjas para que le enseñasen corte y confección, pero sol ...o fue tres días.
Demasiado caro dejar de ejercer los jueves por la tarde.
Su chulo no se lo permitió.
Bajando las Ramblas a la derecha, frente a la estatua de Pitarra y al lado del Arco del teatro...Lola o Juana...según el día., ejercía de puta dejando la bandera de España bien alta...limpia y con los papeles en regla, ejercitó la enseñanza de la "hombría española" a todos los hijos de los jefes de policía.
Ella tan patriota, entendió muy bien a esos buenos hombres, que no quisieron que sus hijos hicieran nada malo con las chicas decentes de la patria.
No bajaron la bandera a media asta aquel sábado, cuando apareció entre las bolsas de basura.No hicieron demasiado ruido las campanas de la parroquia...bajando las Ramblas a la derecha, justo entre el Liceo y Atarazanas,fue encontrado y ocultado de inmediato el párroco entre la bolsas impuras, ahorcado y desnudo con una leyenda grabada a cuchillo en la espalda...Lola y ¡Viva España!.



Silvia Martínez Coronel
Mabel Escribano
Derechos Reservados

Versión retocada sobre un texto anterior
bajo la idea y supervisión de la Profesora Silvia Martínez Coronel

EL ANILLO AZUL


Tenía ganas de llorar, pero no lo hizo.
El camarero recogió la última mesa y ella con un gesto le pidió la cuenta. Dejó que la ayudase a ponerse el abrigo y salió a la calle con un sabor amargo en la boca.
Se había habituado a que la dejasen en una espera sin esperanza, pero aquella noche, estaba segura de que él iba a presentarse.
Alzó el brazo para llamar la atención al taxi, y al tiempo vio la hora en su reloj. 
Las doce, eran las doce.
Se habían conocido al bajar de un taxi, él intentaba tomarlo con la prisa de quien llega tarde a alguna parte. Le dio un empujón tirando sus cosas, entre ellas el maletín de trabajo. Salieron del bolso algunas pinturas que ella inmediatamente junto con otra bolsa, introdujo en el bolso.
Él la pidió disculpas.
Entre la confusión el taxi fue tomado por otro pasajero, hizo un gesto de impotencia. La invitó a un café y durante aquella media hora, no paró de hablar. 
A ella le llamó poderosamente la atención aquel anillo de piedra azulada, demasiado femenina para la mano de un hombre y él sonriendo le explico que era de su fallecida madre .
Él hizo conjeturas sobre el trabajo de ella, y ella se limitó a sonreir.
Salió con prisas, pero regresó de inmediato para solicitarle el número de su teléfono,dijo le gustaría invitarla a cenar una de estas noches.
Ella sonrió al dárselo. Le habría gustado decirle en que consistía su trabajo, pero no se animó a hacerlo.
Él la llamó un miércoles para concertar una cita y quedaron a las diez de la noche en aquel coqueto restaurante.
A las doce de la noche aceptó que él no se presentaría, tomó un taxi y regresó a su casa.
Al llegar a su apartamento revisó el contestador con la esperanza de oír su voz, arguyendo alguna disculpa.
¡¡Un mensaje!!, seguro que era de él. No, no era suyo...el trabajo. Otra vez a horas impropias.
Se duchó sin apenas ánimos. Preparó su maletín y salió del apartamento.
Pol (su jefe) la estaba esperando en la entrada de la morgue. Le pidió que se esmerase en el trabajo, se trataba del hijo de alguien importante.
Llegó al sótano, tomó su maletín y entró en la sala, esperando no tener que maquillar un rostro excesivamente deformado.
Sobre el mármol estaba esperándola.
Levantó apenas la sábana y tuvo que entrecerrar los ojos, por el resplandor de aquel anillo azul excesimante femenino.


Mabel Escribano
derechos registrados
(Correcciones a cargo de Silvia Martínez Coronel)

lunes, 15 de agosto de 2011

HISTORIA DE AMOR




Nunca la amaron.
Nunca tuvo una historia, ni tan siquiera un poco de historia.
Su vida había sido tan lineal, como la regla con la que explicaba a sus alumnos el centímetro.
Hija única de unos buenos padres, se crió en el pueblo y en la pequeña capital, hizo la carrera de maestra sin sobresaltos.
No destacó en nada.
Ni fea ni guapa, ni gorda ni delgada...poco amiga de bromas, aceptaba las que sus compañeros le hacían, sin protestar demasiado, por eso, nunca llamó la atención.
Le dieron una plaza en el mismo pueblo y durante todos los años, que apenas se percató que pasaron, fue una buena maestra de matemáticas.
No tuvo novio.
No la pretendieron.
Sin percatarse, pasaron los años.
Un día se hizo mayor. Le hicieron una fiesta; le dieron el reloj chapado en oro y lo metió en su bolso sin darle más importancia que la que sus propios alumnos le habían dado.
Fallecieron sus padres. Vendió todo cuanto tenía y se compró un piso en la gran ciudad.

Apenas se relacionaba con sus vecinos.
Unos cuantos saludos de cortesía y poco más.
Los domingos paseaba por el mercado de San Antonio rebuscando entre las fotografías relativamente antiguas.
Aquel domingo lo encontró.
Sonreía apoyado en una ventana.
Era un hombre hermoso.
Alto y esbelto, con un bigote a lo Clark Gable.
Se quedó la foto sin discutir el precio, y a la mañana siguiente compró un marco de plata.
Poco a poco fue surgiendo su historia romántica con Ricardo.

Consiguió hacer cierta amistad con algunas vecinas.
De vez en cuando tomaban café en el bar de la esquina.
Hablaban de sus problemas .
Ella aprovechó para hablar de el.
Con la excusa de tomar café, las invitó a su casa.
Realmente quería presentarles a su novio.
Se esmeró. Repasó una y otra vez tazas y platos, así como los dulces y en primera fila,
colocó la foto de aquel hombre que había llenado su vida..
Vinieron `puntuales, y ella pudo relatarles su noviazgo con todo lujo de detalles. Escuchaban emocionadas.
“El la había amado hasta la muerte, hasta que en aquella carretera....”
Entonces sucedió.
Llegó la señora Remedios, la vecina del cuarto segunda.
Miró la fotografía y tomándola preguntó sorprendida
¿Pero que hace usted con la foto de mi abuelo Raimundo?.

Había pasado un mes y pese a los cuidados de la señora Remedios, -su vecina-, no podía levantarse de la cama.
Miraba con recelo la foto.
Ella apenas había escuchado los comentarios irónicos, ni se había percatado de las miradas de conmiseración


Le buscó en la mesilla de noche, y le espetó con un enorme reproche.....¿¡Raimundo!?...
¿No me habias dicho que te llamabas Ricardo? .



Mabel Escribano
y la amable colaboración de
Silvia Martínez Coronel
Derechos Reservados.

domingo, 12 de junio de 2011

EL SUJETADOR


Nunca más hablaron de ello.
Hacía tantos años y pese a todo, siempre que se encontraban la una o la otra
bajaba los ojos como pilladas en falta.

María era alta como las espigas del campo, algo desgarbada, pero su cara era tan dulce
como la miel que criaban en casa.
Belén, era menuda...había que verla corriendo tras las vacas, apenas una cabecita con rizos negros
pero con tanto genio, que no había vaca que no la hiciese caso, más que a los perros.
María pasaba siempre por el caserío a recogerla camino de la escuela.
-¡¡Belen...vengaaaaaaaa!!
Y Belén corría como un gamo con la libreta y el lapicero en la bolsa de tela....
El padre de Belén se puso enfermo. Vendieron el caserío y se trasladaron al pueblo, cerca de la casa de María.
Una tarde María la hizo señas desde la ventana para que pasara a su casa. Belen corrió sin que su madre se diera cuenta.
-¿Que pasa?
-Mira, lo que me ha comprado mi madre
y le enseñó un sujetador menudo de color blanco...
-¿Ya necesitas sujetador?
-¡Claro que lo necesito, ya tengo trece años!
-Si y yo también, pero tienes pechos para meterlos ahí?
-¡Claro que tengo, mira! Gritó, abriéndose la camisa y mostrando unos diminutos senos
Belén se quedó mirando sus pequeñas protuberancias e instintivamente puso sus manos
sobre ellos.
Sintió un calor extraño. Una sensación única y entonces María la besó en los labios.
No sabrían decir cuanto tiempo duró aquél beso, ni cuanto estuvieron las manos de Belén acariciando sus senos., ninguna de las dos sabría decir nada, porque aquella mañana fue la última en que ellas se hablaron.
Siguieron creciendo la una al lado de la otra, sin hablarse...bajando los ojos para no recordar
aquel día en el que ambas sintieron un extraño y- según el cura - pecaminoso placer.

sábado, 11 de junio de 2011

LA PROMESA


El pueblo entero le acompañaba todos los años.
Siempre a la misma hora, siempre de punta en blanco.
Fermín es, el hijo del pueblo.,porque el pueblo lo ha criado, desde que lo abandonaron allí, debajo del arco de la entrada...el cura lo tomó y entre todos lo educaron, vistieron y alimentaron.
Fermín era el hijo de todos.
Tan listo, tan bueno, tan amable., hasta que el maldito jaco le pego la coz y le dejó en lo infantil para siempre.
Siguió siendo el hijo del pueblo aunque, ya no fué el más listo.
Fermín hizo una promesa cuando Doña Felisa, -la estanquera- a la que quería como a las ciento veinte madres que tenía, se puso tan enferma.
Rezó con fe y prometió.
Eso fue hace veinte años y sigue cumpliendo -o al menos intenta cumplir-
Todos los días de San Fermín, de punta en blanco, estrenándolo todo, se acerca a la acequia intentando saltarla.
Todos le acompañan con jolgorio por las calles , pero al llegar todos callan.
Fermín se quita la chaqueta, la dobla como si de un rito japonés se tratase., se saca los zapatos y mira al cielo, persignándose.
La acequia tiene cincuenta centímetros de ancho...no es nada.
El problema es que siempre confundió los dos términos y prometió saltar a lo largo...son sólo catorce kilómetros, pero no le alcanzan las piernas por mucha fe que le pone...
Hoy le toca a Margarita -la madre de la farmacia- traerle las toallas y el albornoz para secarle.
¡¡Venga Fermín, que tu puedes!! -gritan todos a una- y a una sueltan el
 “¡¡Oh...por poco..!!”  de todos los años, frente al rostro decepcionado de un hijo tan bueno como,  voluntarioso y cumplidor.

jueves, 9 de junio de 2011

GARGOLA

GÁRGOLA

Desde arriba, la gárgola la mira.
Ella tiende la ropa todos los jueves, en el terrado de enfrente.

La gárgola la mira con su inmensa boca abierta, no tanto por la premura de vaciar de agua el techo de la catedral, como por la belleza de aquella mujer.

Cuando el sol le da de cara y sus ojos lucen un violeta inusual, igual al color de las vidrieras de la catedral que cuida.

Es jueves de gozo.
De verla, de disfrutar contemplando su cuerpo, extendiéndose
como un junco al colgar la ropa.

Jueves de alegría, pese a no poder mover un músculo de su boca de piedra, babeante de agua o preñada de rastrojos, hierbas sin flores.

Es jueves de blancas sábanas; pequeños calcetines; pinzas en la boca y canciones que no logra entender....es jueves.

jueves, 2 de junio de 2011

DECLARACION POR LA WEB


Ya sé que no se lleva escribir cartas de amor.
Sé muy bien que no hay tiempo
para macerar sentimientos
dándole vueltas a tu balcón imaginario
tocándo cítaras,
que ya no sabría donde comprar
ni coros que están
casi todos sintetizados
en unos aparatos con muchas teclas
que por supuesto mi torpeza
no me permitiría
aprender a tocar 
en lo que  me reste de vida.

Quería decirte que,
-"si...ya me espero, atiende la llamada...."
-"¿Ya, puedo seguirtela leyendo....? Si tienes prisa, te la mando por email..."
-"Vale, entonces sigo."
Quería decirte que, siempre creí que el amor era un invento americano
que no era cierto eso de las mariposas en el estómago, porque yo nunca
sentí una cosa asi.....
-"¿Cómo dices...? Espera que se entrecorta el sonido....
-¿Si tenemos un escritor que se llama....?"
-"Repitemelo......hum.....luego te lo miro."
-"¿Donde me había quedado...?"
-"¿Que tengo dolor de estómago porque me he tragado una mariposa?....
-"no cariño, decía que tenía dudas sobre....."
-"Oye....sólo quería...¡que se te va la imagen! ...¿me oyes? ¿cómo dices?...
-"vale te llamo luego....que te llamo luego....
-"Sólo quería decirte....oye....¿me escuchas?
¡¡TE AMO..!!

miércoles, 1 de junio de 2011

CITA EN EL HOTEL


Hay un nudo gordiano entre deseo y realidad,
porque no es amor lo que le ofrece, es pasión; juego; mentira y ese no querer
ser plato de una mesa, que no le satisface.
Ella le detesta tanto como le ama.
Hay un collar de mentiras sobre la mesilla de noche. Un reloj que no es el que ella le regaló
y una cartera con fotos de sus hijos.
El la llama y ella corre. Unas horas previstas, una pasión más o menos rebajada por los años
y un "es tarde, ya sabes los chicos, me esperan en casa" que se clava en su pecho desnudo y aún caliente.
Llena de su olor, de su deseo, que satisfecho, tiene prisa en marchar en busca de lo cotidiano, de esa rutina que le complace, cuando el cuerpo ha satisfecho su necesidad de placer con algo de adrenalina, por aquello de “lo no permitido”.
Sola en el hotel sin prisa, sin querer pensar, contempla las medias rotas, esas medias carísimas
de las él no se percató.
El tiempo la mece a cámara lenta mientras se viste.
Retrocede con su imaginación mientras recoge su mata de pelo, en un moño que la vuelve a una mujer corriente, lejos de la meretriz que ha sido horas antes entre sus brazos.
De camino a casa, conduce sin prisa, relajada y serena, consciente de la rutina que encontrará.
Al entrar, escucha el barullo en la cocina...
Besa a su hija quitándole una mancha de harina que se había posado en su nariz.
¿Y tu hermano? Pregunta sin mucho interés....
-En su cuarto,  conectado, como siempre.
¿Que tal el viaje a Barcelona?
-Bien, ya sabes, rutina.
Germán sonríe y la mira acercándose a besarla..
-Estás preciosa, le dice al oído.
  • Ya mi amor, pero ten cuidado...otra vez te dejaste el reloj en la mesilla de noche....
  • Menos mal que me di cuenta.

domingo, 29 de mayo de 2011

HISTORIA AMORAL ALGO SNOB


Seguramente nadie me esperaba .
Yo tampoco había tenido intención de ir, todos me miraron sorprendidos.
Pensé que era mi precioso smoking negro, forrado de raso rojo lo que llamaba su atención.
Claro que analizándolo  mejor., nadie creyó que asistiría a la boda de mi hermano con la que era mi amante.
La gente es sorprendente.
Irina es una mujer preciosa, muy intensa en el sexo y extraordinariamente práctica.
Decidió tener un hijo y evidentemente por razones obvias, no podía tenerlo conmigo, así que lo razonable fue tenerlo con Amador.
La boda fue preciosa. Eduardo -el amante de Amador- fue el padrino de la boda.
Yo no quise ser la madrina, estas cosas me ponen de los nervios, detesto llamar la atención.
Irina me contó que Amador tuvo “ciertos problemas” en la noche de bodas.
Ahora todos estamos satisfechos, Irina ha tenido un bebé precioso. Eduardo y Amador están entusiasmados., son los tíos más felices del mundo. Cuando regresen de Ibiza lo celebraremos por todo lo alto.
Yo vengo de la clínica. Irina está preciosa, el bebé es un coñazo, llora continuamente.




EL NIÑO FEROZ



Aprendo y corro. Corro en busca de mi clan..debo ser lobo o loba,tal vez las dos cosas, soy tan rara....Busco el lugar donde asentar mi camada,  aunque ya no la tengo.  Ahora cazo sola, pero no estoy sola.Mis montes están quemados, sin verdor en los  árboles y mis ríos bajan casi secos llenos de matojos y piedras redondas que ya no recuerdan quien las desgastó.


El pastor me teme sin saber que yo, temo su furia de hombre que mata por placer, ensañandose sin freno.
He bajado a la ciudad.  He visto a hombres disfrazados de mi misma.  Lobos que no sabían que lo eran y  corderos oliendo a lobo.
Me he sentido una loba venida a menos. He  ahullado a una luna invadida de deshechos, lanzados desde un planeta
que ya no es azul.
Sin espacio, carente de grito primitivo, ni ganas de lanzarme a las gargantas de ningún ser bajo en calorias. sin o con …
me siento en este banco de la desidia, a esperar...no se que.
Un niño, cara pringada en chocolate me olisquea...y me aparto, no vaya a alzar la pata y me marque a mi, junto a su territorio, lleno de chucherias y mamás contandose las visicitudes del fin de semana esquiando en La Molina.
El niño me toca con un dedo, esperando un rugio o un mordisco, propio de un mal cuento de Disney.
¿Eres el lobo?
Si, les respondo...Me mira con una sonrisa malévola al tiempo que irónica. Corre junto a su madre y mientras corre grita divertido...
“Mami, mami, mira un lobo....no da susto....da pena", ¿Me lo puedo quedar para matarlo en casa?....
 Y oyéndolo sin escucharlo, la madre asiente con la cabeza, mientras yo corro hacia el monte pelado, con el rabo entre las patas

EL GRITO


De repente todo se transforma, ayer tenía un pueblo, una familia una casa
y unos amigos con los que hablar. Un ruido ensordecedor quebró la aldea, los cuerpos los árboles, todo desperdigado por la tierra que ya no era marrón, sino roja y por momentos, de un luto extraño de un llanto sin ruido, porque tras la explosión, llegó ese silencio que todavía le dura...todo es murmullo, sin otro sentido que el no querer sentir.
Con la camisa hecha jirones corrió hacia su choza, pero no estaba allí.
Nada estaba en su sitio, la tierra no se movió, no se enturbió el cielo, que seguía siendo azul ni la arena dejó de levantar el polvo del ayuno de agua.
Tres hijos, una mujer y dos vacas. Eso había tenido...tres hijos, una mujer y dos vacas.
Ahora en el barco, camino a ninguna parte, ve la tierra roja alejarse y siente un miedo ancestral.
No sabe a donde va. Esos hombres le han dicho algo que no entiende, le han dado una manta y le han empujado hacia el barco que ahora le conduce a un lugar que no conoce, del que nada sabe.
No ha podido pedirle a la tierra que cuide en la otra  orilla, de sus hijos, de su mujer y sus vacas.
La tierra no hará nada por él, porque el nada le ha pedido.
Se toca el cuello y como siempre se acaricia la cicatriz que le dio el honor de ser respetado por su gente. La garra de un león le dejó su marca, pero no impidió que le matase.
Entonces era joven, ahora tiene miedo de lo que no conoce.
Los hombres le empujan hacia las escaleras que se meten en el fondo del barco....dicen algo que no entiende, le miran, le hablan pero el no comprende nada...aquello que le dejó sin sonido...sin familia, sin honor.
Tiene miedo de hombres y mujeres, no sabe en que lengua le hablan, no sabe lo que ha pasado, ni a qué lugar se dirige. No tiene otro horizonte que el que se le queda atrás y sabe que la tierra no cuidará de sus hijos muertos,y se lo reclamarán cuando llegue al otro lado, a reunirse con ellos. La tierra que está alejándose...y piensa en el valor que tuvo al enfrentarse al rey, el zarpazo que no le dolió y el clamor que fue rugido al clavarle la lanza, ofreciendo la sangre a la tierra....
Entonces grita como cuando atacó a simba.
Salta al agua, no sabe nadar...pero sabe que ha de rugir para que le escuche la tierra cruzar a la otra orilla.

LA VENTANA



Hay ventanas que hablan, dan noticias....escriben crónicas...reportan estados de ánimo. Comentan si madrugan sus habitantes o no...cuantas veces riegan sus plantas, quien o quienes cierran sus ojos, al bajar la persiana...

Por la noche, mientras escribo...las luces delatan el interior.
La vida activa o la reposada desidia en un sofá, mirando la televisión.

Esta que tengo frente a mí, es parlanchina. Sus habitantes, dos mellizas, dos flores exactas,  una copia de otra, una pregunta con respuesta.

En el descanso de mis escritos...en el atasco del texto, miro y juego a saber ¿quien es quien?.. nunca sé si acierto.

De vez en cuando las he visto pasear, apoyada la una en el brazo de la otra, cuchicheando a la antigua usanza...muy al oído, sonriendo sin llegar a reír, sin perder las formas.

Creí que eran las fiestas, que estaban fuera. Su ventana había enmudecido...
Ayer lo supe al verla caminar cabizbaja...apoyada en silencio en aquel bastón...transformada en una pregunta, sola, sin respuesta.

MI PRIMER AMIGO



PRIMER AMIGO

Jugaba a escuchar el ruido del silencio....
Las hojas de los árboles tenían un sonido especial....el agua de aquella fuente,
en ocasiones silbaba de manera intermitente.

Merendaba aquella tarde en la plazuela, cercana a la casa en la que nos hospedábamos.
Nunca hablaba con nadie.
Nadie hablaba conmigo. La gente de teatro, no éramos bien vistos en aquellos pueblos...

Dejé de oír el silencio y escuché sus pasos. Le vi, aunque no levanté la mirada del suelo.
Vestía como mi padre en Tierra Baja...de campesino, con pantalón de pana y camisola negra.
El pelo blanco, como la nieve de la montaña de aquel calendario...
-Buenas tardes....dijo aquel hombre
Yo no contesté, porque mi madre no quería que hablase con desconocidos,
pero sonreí mirándolo, con la curiosidad de mis seis años.

Fueron citas no pactadas.
Hora y media de recreo donde, nos hacíamos compañía.
El pintaba caras en la tierra con aquél bastón tan largo....un círculo grande, dos pequeños...una raya, una sonrisa con una u muy abierta... el milagro sucedía...
allí alguien reía sin decir nada, ni hacerlo,
el agua aplaudía y yo agradecía la distracción .

-Mañana nos vamos....dije con prisa, temiendo el enfado de mi madre si me oía.
El hizo un gesto con la cabeza y siguió haciendo sus sonrisas en el suelo.
La tarde se nubló. El silencio se hizo más ruidoso. Silbaba la fuente...una canción triste.

Sentado en el banco, empezó a dibujar sus monigotes.
Un círculo...dos más pequeños...una raya, un gesto triste con una u abierta y al revés....
Oscurecía el cielo cuando, puso en mi mano aquella piedra, cerrándola con la suya,
grande y fuerte.
-Se llama fósil...no te olvides...es un fósil.
Le vi marchar y llovió en mi cara, o lloré...no sabría decirlo...
pero aquella noche, en lugar de la oración de
"Cuatro esquinitas tiene mi cama.." recé... "cuatro fósiles tiene mi cama ...fósiles...fósiles..