viernes, 21 de febrero de 2020

PALABRAS VACÍAS

Aprendí de niña en el teatro que,
el aplauso no se come.
Que el hambre no se va de la boca,
sin darle algo más que un espacio de vanidad.
El frío sigue aún sabiéndote el papel de memoria,
y la ovación de un buen mutis no vale,
lo que el calor de un buen fuego.
La palabra precisa,
la vulgaridad de un personaje,
el vestuario de una alta comedia,
no hace que se callen los sonidos,
del vacío en el estómago.
Los hermosos textos durmiendo,
en la cama de nuestra memoria,
son inservibles para calentarnos.
Y de nada vale el laurel del éxito,
sin una olla con carne en la que cocerlo.
Aprendí de niña a esconder el hambre.
Luego tuve que esconder otras hambres,
en la caja de mi sonrisa.
Y crecí sabiendo que la palabra por sí sola,
no nutre si no la llenas de hechos.


Imagen: Google

ENVEJECER

Los años son libros en los que aprendes,
-si es éso lo que buscas-.
Se agudizan los sentidos y,
encuentras sin esfuerzo,
la aguja en el pajar que antaño no localizabas.
Distingues la verdad de la mentira,
sin precisar delatar al mentiroso,
dejando que disfrute la creencia de que eres tonta.
Descubre sin dolor,
la diferencia entre el amar y el querer,
y te das cuenta de que lo primero es tan difícil,
como envejecer sin quejarnos.
Asomada al balcón de la vida,
sin alharacas ves pasar el ayer,
echándole el confeti de una sonrisa en equilibrio
con el "ahora".
Probablemente estés sola pero,
el tiempo te ha hecho el regalo de saber que,
estás contigo y te valoras.



Imagen: Google 

miércoles, 19 de febrero de 2020

EL DÍA

EL DIA

Hoy dicen que es "El día",
y él se esconde azorado,
porque sabe que no hay día,

que no sea de ella.
No hay día que no le duela,
el dinero que no llega,
el muchacho que no estudia,
el hombre que sin trabajo,
permanece taciturno,
frente a un televisor que no mira.
No hay día que no le pertenezca,
para lavar,
planchar,
cocinar,
y maldecir esa fiebre que no puede pasar en cama.
Y pese a todo, sonríe,
porque hoy es "EL DÍA",
En el que chillará por sus derechos,
pensando en la comida que habrá,
que hacer para mañana,
reclamando una justicia,
que no está ni se la espera.
la que ya reclamó su madre,
y antes que ella, su abuela.
El mismo día,
con las mismas preocupaciones.
Hoy dicen que es "El día",
y el día se esconde con vergüenza,
porque sabe que,
no hay día que no sea, de ella.