El campanario mira al mar.
Sobre el agua, la capa gris tapa el llanto
de la red rota, sobre la barca desechada.
Una gaviota vuela a ras del agua
buscando lo que ella conoce y yo ignoro.
No veo más allá de la pequeña onda azul
que rompe sobre la arena acariciándola.
Son las seis de la tarde
el reloj del campanario te llama
su voz desafinada, interpreta mi desgarro.
Atardecer...
mis pies mojados dejan huellas
que las pequeñas olas esconden.
¡Que poco es necesario, para borrar mis pasos...!
No veo más allá de la pequeña onda azul
que rompe sobre la arena acariciándola.
Son las seis de la tarde
el reloj del campanario te llama
su voz desafinada, interpreta mi desgarro.
Atardecer...
mis pies mojados dejan huellas
que las pequeñas olas esconden.
¡Que poco es necesario, para borrar mis pasos...!
No hay comentarios:
Publicar un comentario