Te extraño en la cocina. Sobre todo, porque no se calcular comida para una sola persona.
Una se acostumbra a todo, a las medidas, a los dos platos; las dos cucharas; los dos cepillos de dientes y ahora...no sé si poner l
a pasta en el vaso, para que mi cepillo no se encuentre tan solo.
Lo de la cama, al principio fue peor, porque compramos las almohadas distintas, la mía dura..la tuya blanda.., te llevaste la dura por error y me ha costado mucho dormir estas primeras noches...quitándola, poniéndola.
Al volverme de lado, intentaba coger tu mano, encontrar tu cadera para apoyarla en la mía y entonces, me daba cuenta de que no estabas.
Encendía la luz, para cerciorarme y tomaba el mismo libro, con el que intenté dormirme a las once de la noche, ahora a las cuatro de la madrugada.
Te tengo que llamar y no me atrevo...porque no quiero que pienses...que creas...
Tengo que hablar contigo porque te has dejado la manta de tu abuela, esa sin la que no sabes dormir...el invierno está entrando y sé muy bien que si no te aferras a ella, te costará conciliar el sueño.
Tengo que avisar al fontanero. El grifo que apretaste, sigue perdiendo. Claro, pese a todo, tú no tienes la fuerza de un hombre.
Hoy hace un mes que me dejaste.
En la factura del teléfono están las llamadas que le hiciste a ella.
Mabel Escribano
Derechos Reservados
Lo de la cama, al principio fue peor, porque compramos las almohadas distintas, la mía dura..la tuya blanda.., te llevaste la dura por error y me ha costado mucho dormir estas primeras noches...quitándola, poniéndola.
Al volverme de lado, intentaba coger tu mano, encontrar tu cadera para apoyarla en la mía y entonces, me daba cuenta de que no estabas.
Encendía la luz, para cerciorarme y tomaba el mismo libro, con el que intenté dormirme a las once de la noche, ahora a las cuatro de la madrugada.
Te tengo que llamar y no me atrevo...porque no quiero que pienses...que creas...
Tengo que hablar contigo porque te has dejado la manta de tu abuela, esa sin la que no sabes dormir...el invierno está entrando y sé muy bien que si no te aferras a ella, te costará conciliar el sueño.
Tengo que avisar al fontanero. El grifo que apretaste, sigue perdiendo. Claro, pese a todo, tú no tienes la fuerza de un hombre.
Hoy hace un mes que me dejaste.
En la factura del teléfono están las llamadas que le hiciste a ella.
Mabel Escribano
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porque un papel aguanta mas que una llamada?
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