lunes, 3 de junio de 2013

FOULARD



En la cama quedó el pañuelo
que rodeaba tu cuello.
Huele a ese momento
en el que entraste y te miré
temblaron las cortinas
de la habitación.
Sin abrir las ventanas
se paseó un tornado
en ese primer encuentro.
Te vi desnuda
por primera vez entre jadeos
jugando con el transparente velo
de tu foulard naranja
ese que ahora duerme solitario
sobre el triste lecho desnudo
del fuego nuestros cuerpos.

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