Sin pasaporte
sentada, esperando
aduanas del alma.
Tal vez me verán unos ojos
quizá no me vean
el tiempo de amar y el de llorar
van en el mismo sello.
Caduca a los noventa días
o te abrazan para siempre
un siempre condicionado
por la mirada de amor
o de la indiferencia.
Visado o frontera sin abrir
emigrante de mi misma
regreso con la maleta
sin pasaporte
sin visado
sin otro credo
que el de mi tiempo
y no me dejes caer
en la miseria de mis días
ahogada en mi sala de espera
sin sello de entrada
con las suelas de los zapatos
rotos de caminar
hacia la salida de un sueño.
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