domingo, 7 de enero de 2024

AYUNO



He aprendido a ayunar del amor
sus caricias y sus abrazos.
A mirar por el balcón sin esperarlos
porque sé que no vienen ni ellos
ni sus mentiras.
A bailar conmigo, sin darme un pisotón
ni padecer un traspié inesperado.
Y es triste este aprendizaje
no tanto por lo que se sufre
sino, por el tiempo que se pierde
ese tan irrecuperable.
He aprendido a calentar mi cama
sin imaginar sus caricias, tan caras.
Y no he dejado de vivir por eso.
Todavía sé distinguir aquello que
me hace vestirme con un traje de fiesta
o ponerme la comodidad de un chándal
y unas deportivas por montera.
He aprendido que también a mi edad
se puede hacer con éxito
el ayuno intermitente.
mabel escribano
d.r.
imagen: mía

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