Las abres y no vas a ninguna parte,
hace años que el agua no ama a la tierra,
los caminos giran sobre sí mismos,
el letrero ayer anunciando un destino,
hoy es la pizarra de una escuela
llena de polvo blanco.
Han puesto puertas al campo.
Los grillos se han ido a cantar a la ciudad,
y las hormigas han alquilado un apartamento
en el piso ochenta y cinco,
frente a un parque sin árboles.
Yo sigo aquí,
sentada en el bordillo de la puerta
que se ha quedado entreabierta,
sin saber qué hacer,
con una semilla en la mano.
mabel escribano
d.r.
imagen: google
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