
me he acostumbrado a que me duela tu ausencia,
y no sabría que hacer sin el dolor de no tenerte.
En ocasiones, parece que el mal me abandona.
Le espero como todos los días pero, se retrasa,
y una congoja llama a la puerta de mi costumbre.
¡ No sabes cómo me asusta, dejar de echarte de menos!
Imagen: google
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