Caí hecha un ovillo,
perdiendo el hilo,
llegando a sus pies,
pelota infinitamente golpeada.
Rodé hasta donde una llega,
hasta el primer cabo.
Perdido el carrete,
desperdigado en fina hilera,
endeble y castigado,
serví para coser el saco
donde metieron el abono
para esparcirlo en un jardín desconocido,
Entonces fui el que salvó el saco,
que portó el alimento,
que dio la vida a todo aquel vergel,
de azaleas, rosas, y orquideas
culpable de la mirada más hermosa,
orgullosa cómplice, de la sonrisa
del jardin de su cara.
imagen: Google
perdiendo el hilo,
llegando a sus pies,
pelota infinitamente golpeada.
Rodé hasta donde una llega,
hasta el primer cabo.
Perdido el carrete,
desperdigado en fina hilera,
endeble y castigado,
serví para coser el saco
donde metieron el abono
para esparcirlo en un jardín desconocido,
Entonces fui el que salvó el saco,
que portó el alimento,
que dio la vida a todo aquel vergel,
de azaleas, rosas, y orquideas
culpable de la mirada más hermosa,
orgullosa cómplice, de la sonrisa
del jardin de su cara.
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