Rompo desde la esperanza
el ritmo de mi propio corazón
no existe mi suerte, es un albur,
que tropezó conmigo en el camino.
En mi mano,
la cálida caricia se regenera,
se hace y deshace
sobre la piel que,
buscándome me acuna
en el placer del afecto.
Ya no miro el mar con inocencia,
en él subyace el deseo de tomarme
para hacerme presa, testigo y sombra
de su azul más profundo.
Rompo mi camino por su alma
presa de la arena dorada,
dormida en ambos la esperanza
sumergiendo mis pies entre
las piernas de sus olas
robándole una caricia a cambio
de una única lágrima.
imagen: Google
el ritmo de mi propio corazón
no existe mi suerte, es un albur,
que tropezó conmigo en el camino.
En mi mano,
la cálida caricia se regenera,
se hace y deshace
sobre la piel que,
buscándome me acuna
en el placer del afecto.
Ya no miro el mar con inocencia,
en él subyace el deseo de tomarme
para hacerme presa, testigo y sombra
de su azul más profundo.
Rompo mi camino por su alma
presa de la arena dorada,
dormida en ambos la esperanza
sumergiendo mis pies entre
las piernas de sus olas
robándole una caricia a cambio
de una única lágrima.
imagen: Google
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