Tengo el alma prendida de alfileres,
embastada a la memoria,
deshilachada de tanto rememorar,
y duele,
y sangra,
y grita,
un alma con miedo a que la toquen,
de tanto que la lastimaron.
Apátrida,
no quiere ser de ninguna parte,
menos que de nadie, mía,
y se para a ver a las otras,
llora con ellas -cuando lloran-
las jalea cuando son felices,
y las escucha cuando rompen los silencios.
Pasajera de un viaje sin destino,
sin tiempo,
sin amarras ni anclas,
por un mar de soledades,
que no quieren estar solas.
Tengo un alma que se niega a que la tenga,
que se esconde de mi,
bailando a escondidas con cualquiera,
ebrio de nadas, borracho de olvidos,
para olvidarse de que es mía y sufre por serlo.
deshilachada de tanto rememorar,
y duele,
y sangra,
y grita,
un alma con miedo a que la toquen,
de tanto que la lastimaron.
Apátrida,
no quiere ser de ninguna parte,
menos que de nadie, mía,
y se para a ver a las otras,
llora con ellas -cuando lloran-
las jalea cuando son felices,
y las escucha cuando rompen los silencios.
Pasajera de un viaje sin destino,
sin tiempo,
sin amarras ni anclas,
por un mar de soledades,
que no quieren estar solas.
Tengo un alma que se niega a que la tenga,
que se esconde de mi,
bailando a escondidas con cualquiera,
ebrio de nadas, borracho de olvidos,
para olvidarse de que es mía y sufre por serlo.
imagen: SYLVIE LANCRENON
Cuando el alma sufre, siente la soledad que grita esperando un poco de consuelo, de compañía…que le haga olvidar que la lastimaron…
ResponderEliminarUn cálido abrazo
Muchas gracias por su amable comentario. Un placer
ResponderEliminarPrecioso, precioso...
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