¿Quien dijo que no vivimos
la guerra del treinta y seis,
los nacidos en el cuarenta y siete?
Yo viví la guerra
por lo menos tres veces,
la de los fascistas,
la de los centristas
y la de la izquierda
de peluca y birrete.
Aquellos,
esos,
los otros,
siempre los buenos,
cambiando de lugar,
todos inocentes
el yugo,
las flechas.,
los caídos,
los rojos al paredón,
los malos,
los buenos,
el hambre,
las palizas de los grises,
los gritos en Layetana,
y la gente, la gente, la gente...
esa gente, tan pobre gente,
ni de derechas,
ni izquierdas...
todos a luchar,
¡Un arma y al frente!
Y ganan los mismos que pierden,
porque no gana nadie,
de derechas o izquierdas,
menos los que mandan
y los hijos de los que mandan,
ninguna casa se libró de la muerte.
Y recorriendo pueblos conocí,
al alcalde falangista,
el cura, de derechas
y a escondidas de izquierdas,
socialista por Jesús
pero en el púlpito,
de extrema derecha.
El boticario,
con putas en la rebotica
sin preservativos
a la venta, que es pecado.
El casino del pueblo
donde el pueblo no entra,
y la gente, la gente, la gente...
Las miradas,
los rumores,
las mentiras,
el que dirán,
lo que dicen, lo que inventen,
y el alcalde con su "santa"
que de santa, ni los pendientes,
y el cura y el monaguillo,
y la misa de doce,
y la gente decente,
muy decente, aquella gente.
que intentaba meternos mano
muy educadamente.
Y el brazo incorrupto de Santa Teresa,
y bajo palio,
y el obispo,
y la gente, la gente, la gente...
con tantos años de paz-ciencia...
Cosas que vivimos,
los que no vivimos la guerra,
nacidos en el cuarenta y siete.
Imagen; Google
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