Desnuda la madrugada,
corre las cortinas el joven viento,
dándonos el bello espectáculo
de su hermoso cuerpo.
Desmanejada por el sueño,
duerme enredada entre las sábanas,
la belleza adornada por la armonía,
de un entorno lleno de nebulosas luces.
¿Quien diría frente a tanta dulzura
que cabalgó anoche con furia en otro cuerpo?
Que juntas llenaron el aire de gemidos,
que sus ojos fueron rayos,
sus brazos sogas de terciopelo,
ahogándo el busto amado.
¿Quien diría que ese dulce suspiro
era grito de guerra, a la pequeña muerte?
Su boca,
aspid de dulce veneno,
sus uñas,
garras arañando con pasión,
la sinuosa espalda de su amada.
Desde el balcón,
la ve dormir y llora,
la insoportable emoción,
de tanta belleza.
imagen: Google
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