miércoles, 9 de enero de 2013

FRENTE AL FUEGO



Me he sentado aquí frente a la chimenea con un libro en la mano para escuchar crepitar los troncos. 
En casa de mi hermana, solemos hacerlo por estas fechas. Ambas leemos con hambre y de vez en cuando, nos miramos con compl
icidad.
Tiene el fuego del hogar, ese algo mágico. Ese abrazarse de alguna manera, al calor y al cariño de los que te rodean. Podemos pasarnos horas, viendo los troncos enrojecer, chisporrotear al tiempo que sonreímos haciéndonos gestos sobre cómo es de bueno o malo, el libro que estamos leyendo.
Hay momentos que se recuerdan con una sonrisa en los labios, momentos como estos junto al fuego. En ocasiones, poniendo junto a las brasas una rebanada de pan, para tostarlo y sentir el suave crujir entre los dientes y es entonces, cuando me viene a la memoria la ancestral costumbre de explicar cuentos junto al fuego.
Fue una Navidad llena de penurias y hambre, una Navidad sin nada para comer, salvo el chascarrillo de mi tío, diciendo "Cenaremos chorizos a la sombra" que consistía en "Se pone el plato debajo de una bombilla, un chorizo y todos pasáis a recibir, la sombra del chorizo", os pondréis tibios de comer. Nos pusimos "tibios" de frío y hambre, hasta que un buen hombre, trajo unos troncos y pudimos hacer un buen fuego en aquel hogar sin nada, salvo unas rebanadas de pan que pusimos cerca de las brasas y la distracción del hambre a base de contarnos un cuento y otro cuento, hasta que los propios cuentos, se fueron a dormir dejándonos solos. 


1 comentario:

  1. Todos los hogares de entonces tienen un fuego y y una ausencia,o carencia. Y la querencia del calor frente al frío que llega desde la calle y desde el hambre.Pudieran ser distintos fuegos,pero mismo entorno de lo entrañable con la penuria.Muy sentido tu recuerdo, hoy con mejor fortuna.

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