jueves, 9 de enero de 2014

LA CARRERA


Corrió tras ella hasta que los pulmones no le dieron más de sí. 
Aterida de frío, moqueando, tragándose el olor a gasoil, tuvo un acceso de tos hasta casi reventarse el estómago. 
Se sentó en la acera jadeando. 
Limpió sus ojos,
 con el pañuelo de papel arrugado
mientras veía alejarse el autobús,
con su chaqueta recién comprada en el asiento.

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