lunes, 16 de julio de 2018

SI ME LEVANTO MAÑANA

Mañana será otra cosa.
Tal vez se levantará el cielo vestido de azul, 
como una muñeca antigua,
o con agujeros de nubes grises como un pobre,
de los de antes,
aquellos que llevaban,
pantalones rotos por el uso,
que no por la moda.
Mañana me levantaré o no,
y si no me levanto,
llorará por mi quien tenga que hacerlo.
Dejarán de importarme las injusticias.
Las estúpidas batallas de los egos políticos
arrastrando a las buenas gentes.
Las fronteras emocionales e irracionales.
El cementerio marino de mi Mediterráneo,
donde los dioses pescan almas,
porque ya hay más muertos que peces,
más cruces que redes.
La indiferencia de Europa,
tan vieja,
tan temerosa,
tan avara,
que ha de morirse,
aferrada a lo que fué y hoy ya no es.
El hambre a secas porque ni agua hay para dar,
a los que no tienen diamantes ni petróleo.
Y si me levanto,
me seguirá doliendo la ciática.
Me cansará el cansancio de mi cuerpo.
Me pesarán los besos que hoy por hoy,
no puedo dar a quien amo.
Me dolerán los dolores de mi hija.
Mi gato seguirá maullando a las siete de la mañana,
para que le dé de comer,
subiéndose a la mesa donde escribo,
sin dejarme hacerlo.
Mañana será otra cosa.
Otro cielo, o el mismo azul aburrido.
Otra factura emocional que se puede pagar,
o no. Nunca se sabe.
Otra promesa incumplida,
en la lucha por el poder.
Un dolor amigo imposible de aliviar,
salvo con el abrazo y el silencio,
escuálida tirita para la profunda herida.
Más ausencia.
Algo más de melancolía,
y una tristeza disimulada entre frase y frase,
azúcar de la ironía de un posible café,
si acaso, me levanto mañana.


Imagen: google 


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