La miré y me olvidé de todo,
dejé la moral a un lado,
las buenas costumbres,
las malas, la religión,
las monjas, los curas
el infierno y el cielo,
mientras, me paseé
por su cara,
me bañé en sus ojos,
enloquecí imaginando en mi boca,
el sabor de la suya.
Temble al intuir el olor de su piel.
La miré y pensé lo impensable,
entonces supe que realmente,
se podía fantasear con lo imposible.
Y tomándola entre mis brazos,
dejé " lo normal " sobre la silla,
encima de nuestra ropa.
imagen: Zachar-Rise
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