Tras de ti, camina la noche del hastío,
sangran tus pies melancolías,
te persigue el llanto,
enroscada a tu cuerpo, como la zarza
al pequeño árbol de tu tronco.
Llueven atardeceres sobre tu pelo
en tu corazón las puertas se blindan,
con miedo a sufrir los desmanes ajenos,
con intención de lapidarte una y otra vez.
Sobre tus espaldas, se montan las malidicencias,
de las gentes sin quehaceres, de los torpes.
Lujuriosas miradas cruzan palos,
en las ruedas de tu camino,
con ansias de poseerte,
Nada dejará en paz tu piel,
rasgada por la indecencia ajena.
Tras tu cuerpo, graznarán los cuervos,
mientras corres buscando el refugio
en un pobre poema, que cierre tras de ti
las puertas de una vida maltratada.
Imagen: Google
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