Me rodean de mis recuerdos.
Estoy presa de ellos no puedo liberarme.
Murmullos de voces,
imágenes supervivientes,
siguen en mi sin que mi voluntad las borré.
Quiera o no,
soy memoria mía y de otros,
resultado de genes cruzados muchas veces.
En las escaleras del recuerdo,
saltan a la comba los vagones de madera,
el olor a tortilla de patatas,
chorizo y bota de vino.
Ofrenda de gentes,
espaldas rotas,
largos recorridos,
enlaces imposibles,
en estaciones desangeladas.
Y Franco,
y el yugo,
y las flechas,
y rojos al paredón,
y el queso de los americanos,
y las sábanas del Usa Navy,
y .la leche en polvo,
y el chocolate con tierra,
y la tierra en las lentejas,
y porque si,
y cuando seas grande comerás huevos,
y de política no se habla.
Y tienes ganas de escapar,
y en las farmacias vas a comprar condones,
y pides aspirinas.
Y no quiero rememorar,
pero mi cerebro rememora,
y huele a jazmines,
y mi madre no está para ponerlos en su pelo.
Es octubre del dos mil diecinueve,
estoy con el agua al cuello,
en la piscina de la nostalgia,
y nado,
y me niego a pensar,
y soy consciente de qué estoy presa,
de mis recuerdos,
y ha terminado su jornada mi carcelero.
Estoy presa de ellos no puedo liberarme.
Murmullos de voces,
imágenes supervivientes,
siguen en mi sin que mi voluntad las borré.
Quiera o no,
soy memoria mía y de otros,
resultado de genes cruzados muchas veces.
En las escaleras del recuerdo,
saltan a la comba los vagones de madera,
el olor a tortilla de patatas,
chorizo y bota de vino.
Ofrenda de gentes,
espaldas rotas,
largos recorridos,
enlaces imposibles,
en estaciones desangeladas.
Y Franco,
y el yugo,
y las flechas,
y rojos al paredón,
y el queso de los americanos,
y las sábanas del Usa Navy,
y .la leche en polvo,
y el chocolate con tierra,
y la tierra en las lentejas,
y porque si,
y cuando seas grande comerás huevos,
y de política no se habla.
Y tienes ganas de escapar,
y en las farmacias vas a comprar condones,
y pides aspirinas.
Y no quiero rememorar,
pero mi cerebro rememora,
y huele a jazmines,
y mi madre no está para ponerlos en su pelo.
Es octubre del dos mil diecinueve,
estoy con el agua al cuello,
en la piscina de la nostalgia,
y nado,
y me niego a pensar,
y soy consciente de qué estoy presa,
de mis recuerdos,
y ha terminado su jornada mi carcelero.
Imagen: google
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