viernes, 29 de agosto de 2014

ATRAVESADO

Tengo mi nombre atravesado
en la garganta de mi tiempo.
Las escaleras de mi vida,
desgastadas o rotas
y un blues que no me hace
víctima de nadie, salvo de mi misma.
Tengo el amor muerto,
de tanto hablar de él,
es un momificado,
de mi memoria.
Sé que le tuve entre mis brazos,
hasta que el tornado se lo llevó,
junto con la casa rota,
la escalera de madera,
-que nunca tuve-
aquel olor a pino,
y mis manos manchadas,
de su sangre pegajosa.
Mi vida en una pantalla,
de un cine abandonado,
la fila de los mancos,
el acomodador incómodo,
las imágenes censuradas,
y un fuego rojo en la esquina
de la pantalla.
El hombre de negro,
en el confesionario...
¿Hiciste actos impuros?
¿Y eso que es?
Tras la rejilla, hay un olor raro.
Tengo una memoria
golpeándome la cabeza,
y un primer beso estúpido,
que borré con agua y jabón,
mi padre me dijo "Eso se lava"
y yo, le creí.
Duermo a saltos,
a preguntas que se hacen callos,
a respuestas inexistentes,
a cansancio de casi todo.
Algún éxito he tenido
alguno tengo,
se esconden en las esquinas
para que no los vea y me ahogue
en mis fracasos
Los míos duermen
yo velo mi noche y me veo
aunque no quiero mirarme.
No hice,
no supe,
no pude,
no me atreví a saltar
demasiado largo,
demasiado ancho
nunca fui una atleta.
Tengo mi nombre atravesado
en la garganta de mi tiempo.




imagen: lya-kisaradov

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