jueves, 4 de noviembre de 2010

CONJUGANDO EL VERBO AMAR

Hacía un tiempo que el corazón no conocía otra razón que  la de sus ojos azules..
Era cierto que atendía muy poco a las modas y aún menos a las costumbres ajenas. Siempre fue un buen hijo...y habría sido un buen marido, de no ser por aquella timidez que le impedía acercarse a cualquier mujer..
Antonio -su compañero en Hacienda,- siempre le decía..."A las mujeres se les tiene que enseñar quien manda...sé un hombre Julio", pero el no era Antonio...a el, las mujeres le daban miedo...
Detrás de la ventanilla, claro que no...era un funcionario serio y trabajador, nunca nadie se quejó de su trato en el trabajo.
Hacia dos meses que había entrado Andrea al Departamento y cada vez que se cruzaban sus miradas, el quería morirse, porque sentía algo en la boca del estómago...que le subía hacia el cuello...le apretaba la corbata, la cara le ardía y Antonio le miraba con cara de guasa.
Andrea venía de Madrid y comentaba con ironía "¿Todos los catalanes son como Julio, tan serios y formales?"...Dejó de tomar el café de las once, tan sólo por no tropezarse con ella...
Se apuntó a un cursillo, pretendió alejarse así, de aquella mujer que le aturdía, de aquella sonrisa que le dejaba sin habla...pero los cursillos también terminan, y regresó, rogando que el objeto de sus inquietudes,  hubiese cogido vacaciones.
No..ella estaba allí..más bonita todavía que cuando se fue. Le miró, pero no esbozo ninguna sonrisa, al contrario, bajo la vista y siguió haciendo ver que repasaba los papeles que tenía en la mano.
Antonio le informó de las últimas novedades..."¿Sabes...Andrea es una estrecha...la invitamos un montón de veces a salir con nosotros y nos dió calabazas?" "A lo mejor, te estaba esperando a ti.." y tal como lo dijo, soltó una carcajada, que a el le llegó al alma.
Una tarde, su madre le llamó...estaba arreglada, como para ir de fiesta..."Julio, nos vamos de compras" Su sorpresa fue enorme, cuando en los grandes almacenes, le llevó a la planta de caballeros no supo cuantas horas estuvieron alli, ni cuanta ropa llegaron a comprar.
"Esto no, esto no sirve...esto es muy antiguo..hijo que pareces tu padre"..."no sé como te dejan entrar en tu trabajo con esas pintas..."
Apenas cabían en el coche las compras, cuando entraron  en Ceballos...una peluquería donde no sólo le marearon cortándole el pelo, sino que le hicieron hasta la manicura...apenas pudo evitar que le arreglaran las cejas, pero viendo su cara de enojo, la madre cedió en el empeño.
Una vez en casa, intentó que le explicase todo aquello...no hubo caso, tan sólo le dijo..."¿Que mujer te mirará con semejantes pintas?", y poniéndose la ropa cómoda, se sentó en su sillón..dejandole de lado para ver la tele.
Aquella tarde en la que le dejó tan solo, todos los amigos y compañeros, estuvieron a su lado.
Debió presentir su marcha , porque sabiendo la inmensa confusión que su muerte iba a causarle, lo dejó todo arreglado, incluso sus recordatorios.
Saliendo del cementerio, la vio..apoyada en su coche.
-Siento haber llegado tarde -le dijo- acariciandole con su voz, tan dulce,
Tartamudeó no le salieron las palabras,hizo un gesto con la cabeza...que no supo , si significaba algo o no..
Intentó sacar las llaves del coche, y en el apresuramiento, se le cayeron al suelo...se inclinaron a cogerlas al mismo tiempo,
sus manos se encontraron...ayudándose a levantarse, sin soltarlo Andrea le abrazó, mientras el rompía a llorar desconsolado... ella le musitó al oido, acariciando su pelo "No llores, amor...no llores amor mío".


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