Después,
cuando despierte de la pesadilla
un dios pequeño y desconocido
me dirá que no quepo en su cielo
de asientos dorados.
-nunca me gustó ese color-
Las calles del mar me abrirán sus olas
fornicaré con ellas hasta reventar mis pulmones
y desnuda de mi traje de angustia
hecho de piel
seré una gota libre
entre las gotas que no han tenido
más cielo que, este infierno.
de asientos dorados.
-nunca me gustó ese color-
Las calles del mar me abrirán sus olas
fornicaré con ellas hasta reventar mis pulmones
y desnuda de mi traje de angustia
hecho de piel
seré una gota libre
entre las gotas que no han tenido
más cielo que, este infierno.
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