sábado, 15 de diciembre de 2012

EN EL RIO CON WHITMAN



Junto al río imaginario
sin zapatos
acaricio la hierba
me siento, leo a Whitman 

cantando con el , a mi cuerpo
a su polvo a nuestra memoria.
Los puentes del Hudson
no me miran
no hay fuego en los barriles
de los indigentes
esos de guantes sin dedos
de bufandas llenas de grasa
de abrigos largos, sucios
del Ejercito de Salvación.
No tengo puentes
tengo piedrecitas blancas
margaritas amarillas
y una que me dice
"Te quiere, no te quiere, te quiere
boba, te quiere".
Y Whitman se desnuda
me muestra su cuerpo famélico
de amor señalándome a un fornido
muchacho negro al que no sé si quiere
o emborracha con poemas.
Se sienta a mi lado y tomando
mi margarita amarilla
juega conmigo al
"Me quiere, no me quiere, te quiere
bobo, te quiere".
El agua del río hiela mis pies
Whitman nada
su pelo cano y lacio
levanta esquirlas de agua luminosas
Brooklyn le llama
se aleja recitando a gritos
". Me celebro y me canto a mí mismo.
Y lo que yo diga ahora de mí, lo digo de ti,
porque lo que yo tengo lo tienes tú
y cada átomo de mi cuerpo es tuyo también."**
Me calzo los calcetines tristes
de la despedida y vuelvo a ver
la pantalla de mi ordenador
sin agua, sin margarita y sobre todo
sin Whitman.

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