Tú sabes y es cierto que de una rara manera te toco sin tocarte avariciosa de todo lo tuyo que abarca mi tacto apretando tu piel hasta fundirla haciendo de mis manos, voz de mi voz, gemido de mi gemido, grito... de éste...¡Cuerpo ardiendo deseo! De ti y de mi escapa el fuego temeroso de quemarse.
Tus poemas se encienden como el deseo.
ResponderEliminarMagnífico.Besos