Esa lágrima que no acaba de nacer que trata de abrirse paso entre la sonrisa forzada y el lagrimal varado en el puerto del iris esa que siente el vértigo de la vergüenza de quien te mira sin verte sin percibir el dolor de querer lanzarse al vacío del llanto para morir desplazada en un pañuelo de papel barato.
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