martes, 9 de octubre de 2012

ADELANTO


Amanecerá cuando aún no nazcan 
las horas y la luz se sorprenda
con otra luz que ayer no existía.

Rebrotarán las imágenes que había olvidado
y colgaré cuadros de hojas secas
en las ventanas
para que reverdezcan.
La llama de una estrella fugaz
pintará en el cielo el óvalo rojo
corazón de piedra, sangre de un lucero
muerto de amor.
Arden las aguas
tirito un frío de otoño húmedo
con olor a níscalos y tomillo.
El búho vigila
la campana de la iglesia
da una vuelta por el sonido
mientras yo, me difumino en una hora
muerta en los brazos
de un reloj sin manecillas.

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