lo que estaba cerca
ha dejado de estarlo
mucho más patente.
Nada hay tan certero como el tiempo
ése que nos ronda
el que se dice no existe
pero nos marca el cuerpo y el alma.
De súbito
desaparecen nombres
teléfonos
voces que amábamos
y aparecen otros desconocidos
que pretenden darse a conocer
pero ya no hay ganas
ni tiempo aunque queramos.
Dejamos de mirar el futuro y somos presente
con el día y sus horas
hasta que abrimos los ojos a la almohada que
nos sujeta el buenos días del pájaro
que solidario pasa por nuestro balcón.
De súbito
nos ceden el asiento
nos tratan de usted y son amables
con nuestra imagen
esos desconocidos lejanos en el afecto
y cercanos todavía en la educación.
Todo nos sucede de súbito y
aún sabiendo que habría de pasarnos
molesta y duele que suceda
aunque algunos
-razonablemente-
nos digan que tenemos o tuvimos suerte.
mabel escribano
d.r.
imagen: Google
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