Soy mi camino,
mi luz,
en mi oscuridad puedo verme.
Soy el bien y el mal,
el beso y la bofetada,
lo absurdo preso de lo lógico.
Todo camino es alegría y cansancio,
todo andar lleva a un fin,
todo fin a una consecuencia.
Mi vida es quién y como soy,
mi paso no es el tuyo,
sólo es mi paso.
Mi mirada es la que coincide con el alma,
que nace y muere en mí.
No hay piedra igual a otra,
ni barro con igual textura,
por eso ni tú ni yo somos iguales,
Abro mi corazón,
dejo a mi alma en libertad,
abrazándote cuando te encuentro,
en el camino que,
no es de nadie,
antes de que yo sea,
el polvo que pisen,
otros pequeños habitantes,
del universo.
mabel escribano
d.r.
imagen: Colbert
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