no había nada que aclarar.
El tiempo se evapora o se esconde,
Dejamos claro que,
no podíamos entendernos,
éramos niebla de otoño
y estábamos dispuestas
a caer en cualquier agujero
haciéndonos daño,
con tal de no hablar.
Sentimos lo que sentimos,
y aun doliéndonos lastimar
a quien antaño amamos,
Se tiende a volar a una nueva rama
o a posarse, sobre el oscuro hierro
de una triste papelera,
cuando ve con certeza que,
la felicidad de uno hace la desgracia del otro.
Dejamos claro que nadie pregunta
la razón por la que nos enamoramos,
y no dejan de hacerlo, exigiéndonos
los motivos por los cuales dejamos de estarlo.
Nunca supimos el motivo,
al menos, yo no lo supe.
No tuvimos el coraje de aclararlo.
mabel escribano
d.r.
imagen: google
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