por desgraciada experiencia,
no espero nada de nadie.
también hay gente generosa,
y de vez en cuando,
me cae en el plato,
una hermosa conversación,
o una pequeña sonrisa,
que el camarero no quiere cobrarme
susurrándome al oído que, está pagado,
me ha invitado alguien.
mabel escribano
d.r.
imagen: google
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