Ya no tienen más huellas que
las del tiempo.
las del insulto
las de la humillación
quedan las del anillo de mi esclavitud.
Ahora no sueño
mis manos duermen las caricias perdidas
mecen en sueños, los cabellos que quise peinar
con las puntas de mis dedos y no pude.
He dejado el delantal de mi orgullo
en la taquilla de la modestia.
Alguien me sustituirá en tu boca
llenándote de besos.
Yo tengo el alma rota de tanto agacharme
ya no me queda magia para distraer tu abulia
ni amor que te pertenezca.
mabel escribano
d.r.
imagen: google
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