calentando el hueco de tu ausencia
con la memoria.
para ver a contra luz, tu hermoso cuerpo desnudo
alzando los brazos al cielo
saludando a las noctámbulas luciérnagas.
Cómo y cuanto besé el horizonte de tu cuerpo
tocando la tierra de tu piel
apretándome a ti con miedo a perder tu calor.
Acuné la noche en nombre de tu amor
que es mío porque me lo cediste
y lloré tu ausencia, hasta que
dándote la vuelta, dejando de lado al cielo iluminado
abriste tus brazos, acunándome
hasta dejarme dormida.
mabel escribano
d.r.
imagen: Elizabeth Lennie
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