sábado, 23 de diciembre de 2023

MIRA COMO BEBEN



Recorro los lugares donde
la vida me ha dejado caer.
Acumulo habitaciones,
espejos,
armarios con olor a naftalina y membrillo podrido.
Un frío de muertos muy antiguos,
recuerdos difusos.
Mi infancia de trenzas,
pantalones cortos, muslos rasgados,
de besar los árboles.
Lazos rojos siempre deshechos,
pan y chocolate con sabor a tierra.
Cante flamenco y,
un texto de Benavente,
que tienen que aprenderse en dos días.
De hoy comemos, mañana no sabemos.
Habitaciones pequeñas,
dueñas ajadas, siempre de negro.
Monjas,
mujeres tristes de olor extraño,
carentes de sonrisas.
Monstruosos seres crucificados,
dolientes imágenes,
sangrando por todas partes,
y un cielo de muertos santos,
comidos en el circo romano por leones.
Castigo tras castigo,
por no querer ser "mártir" con siete años.
La adolescencia mirando a "los otros"
queriendo ser "ellos"
sin saber quién era yo.
Un escenario,
mil escenarios,
el aplauso, la admiración,
esas cosas que no dan de comer,
y parece que sirven para algo,
aunque no sirven para nada.
Las miradas ansiosas de los muchachos,
cantos de ronda bajo la ventana,
y un baúl que se abre y cierra
más que él la Piquer.
Un autobús,
un tren... un camino de escarcha y hielo,
tacones rotos entre la nieve.
Luces de un belén de otros,
el hambre en Navidad, nuestra.
La niña alcohólica de tres años,
vagando por el patio lleno de excrementos,
con la bota colgada del cuello.
"Pero mira como beben..."
Caminos, ciudades, casas...
Hombres y mujeres,
mi mirada de niña,
adolescente,
joven y adulta.
Navidad tras Navidad,
pérdida tras pérdida,
abandono tras abandono,
con la sonrisa irónica en los labios,
recorro los lugares donde la vida me ha dejado caer,
viendo como bebían y beben,
los peces en el río.
mabel escribano
d.r.
imagen: google

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