el agua se esconde, nada entre oscuridades
se pasea por las rocas
Lame paredes vírgenes
dando de comer a desconocidos seres
condenados a no saber que hay algo más
que esa negrura exenta de la más mínima claridad.
En alguna parte, el río de mi alma se escapa
cierra los ojos a la luz
llora en rincones con permiso
de los ciempiés ciegos.
Se enrolla crisálida de su balancín irónico
lamiéndose heridas ocultas
balbuceando nombres imaginarios
de hadas y duendes.
Nunca han venido a visitarla
ha tenido que soñar los sueños
pintando con lágrimas
fantásticos paisajes donde
hubo una vez, alguien que la amó.
mabel escribano
d.r.
imagen: google
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