Días en los que el corazón
sigue latiendo porque tan solo es una bomba
En los que todo sigue de manera normal
no importa lo que pase.
Y pasa que, sin anestesia
se nos llevan un trocito del alma
y por supuesto... ¡Duele!
Luego todo sigue como siempre.
Los coches soltando sus gases
los semáforos alternando sus luces
los paraguas se abren o cierran
y la noche bosteza para que se enciendan
las estrellas.
Y es malo no tener fe, siempre lo digo.
Tenerla es un privilegio que a mí no me dieron.
Si la tuviese me aferraría a ella
encontraría un consuelo, una razón.
Y no puedo aferrarme a lo que no me dieron
no me correspondió,
o vaya usted a saber si llegué tarde al reparto.
Soy tan vanidosa que me duele pensar
en la muerte de mi yo
de mi propio y solitario universo
sin que se pare otra cosa frente a los semáforos
que el escuálido desaliento de mi propia vida.
mabel escribano
d.r.
imagen:Google
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